Abstract
La protección del consumidor en el siglo XXI se enfrenta a grandes desafíos. A pesar de las normas existentes, la eficacia de la protección es limitada por la falta de voluntad política, recursos y la irracionalidad del consumidor. Nuevos desafíos como el comercio electrónico, el uso de datos personales y la publicidad dirigida exigen nuevas soluciones. Se necesitan mecanismos automatizados e inteligencia artificial para resolver quejas online, pero con apego a las normas de protección al consumidor. La sociedad debe trabajar en conjunto para lograr una protección efectiva del consumidor en este nuevo contexto.
References
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