Resumen
Alrededor de las últimas cinco décadas, el universo del cine mundial ha visto aparecer, madurar y consolidarse un género audiovisual de fronteras huidizas. Se trata del ensayo audiovisual que, del mismo modo que el ensayo literario, se ha caracterizado por la flexibilidad de sus formas y la variabilidad de sus recursos. Se trata de un género que, entre el documental, la ficción, el trabajo con material de archivo y el ensayo literario, se ha permitido explorar una amplia gama de posibilidades expresivas. Dentro del vasto espectro de exploraciones que contiene el genérico “Ensayo audiovisual”, ha proliferado un tipo en particular: el ensayo de memoria familiar. Se trata de un conjunto heterogéneo de obras que, a grandes rasgos, a medio camino entre el documental con material de archivo y el ensayo reflexivo, se proponen ofrecer aspectos de la vida íntima familiar y personal del autor. Se trata, en términos generales, de un ejercicio de autoexamen audiovisual a través del cual la revisión del pasado ofrece luces para el esclarecimiento de la identidad individual y colectiva en el presente. A lo largo de la última década larga, Colombia ha visto una proliferación de este tipo de proyectos. Autores tales como Camilo Botero, Andrea Said, Daniela Abad, Mercedes Gaviria, Federico Atehortúa y Martha Hincapíe, por nombrar algunos, han explorado de maneras diversas este género vinculando en la mayoría de los casos la pregunta por la identidad con la exploración de la memoria familiar y personal. Este proyecto se inserta en el núcleo de preocupaciones de este grupo de autores y bebe de la corta pero intensa tradición que ellos integran. Sin embargo, pertenece de manera problemática a este nicho, pues en la misma medida que se propone revisar la memoria íntima, busca desvincularla de la sacrosanta subjetividad individual del autor o colectiva del apellido. Todo esto con el fin de preguntarse por las condiciones materiales que hacen posible tal reconstrucción del pasado. En este caso, la pregunta por la relación entre memoria e identidad se diluirá en una serie de inquietudes en torno a las formas en que la economía de mercado con sus mercancía materiales, culturales y tecnológicas ha operado como sustrato material invisible, pero altamente condicionante de los afectos individuales y colectivos que nos constituyen. A esto se suman condicionamientos del tipo raza, género y clase, por nombrar los más influyentes. Dicho en otros términos, este proyecto busca establecer la forma en que las distintas generaciones de mercancías y las condiciones materiales de clase, raza y género, actualizadas en cada caso, calan tan hondo en el corazón que llegan a determinar lo que denominamos identidad personal y familiar. ¿Qué tanto hay del Color naranja-Chocorramo, de Los catorce cañonazos, de mi condición de hombre blanco de clase media/alta o del registro de baja resolución de una cámara Sony de los años ochenta, en las formas concretas de mi amor por la casa de los abuelos Cárdenas-Giraldo?