Capitulo 8 Isis: la diosa de los mil rostros

Resumen

Un navegante errante surcaba los mares sin rumbo fijo, guiado solo
por un instinto que no lograba comprender, pero que ardía dentro de
él como un poder latente: la Semilla de Fuego; un fragmento mágico,
legado a los hombres tras la Guerra de los Eternos. Una fuerza única,
un don que combinaba magia, energía divina y visiones proféticas, pero
también una maldición que lo consumía cada vez que era invocado,
amenazando con reducirlo a cenizas. Él lo sabía, y por eso hacía un
inmenso esfuerzo por contener sus emociones, temeroso de estallar en
algún momento de intensidad.