Resumen
Cada minuto que pasaba, era un minuto agonizante, estaba muy asustada pues por mi culpa Sebastián estaba en peligro, debía hacer lo que Carlo me estaba pidiendo porque no podría vivir tranquila si le sucedía algo, no me lo perdonaría nunca. En esos momentos lo único que pasaba por mi cabeza era el hecho de que nunca tuve la oportunidad de poder compartir con mi hermano, la palabra hermano para mí estaba sobrevalorada. Desde que estábamos chiquitos él había comenzado a tener unas actitudes muy extrañas, su humor era muy inestable y con él sus acciones. Después de muchos años fue que supimos que sufría de trastornos bipolares, y no solo le gustaban los hombres, sino que le llenaba de placer el sufrimiento de los demás. No tenía empatía alguna y comenzó a maltratarme porque él decía que mis padres lo trataban diferente desde que yo había nacido.
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