Resumen
Aportar a la reflexión cinematográfica es un imperativo; no por moda o tendencia. Es una necesidad académica, social, lúdica y cultural para ampliar el reconocimiento cultural de lo diverso, lo distante e incluso lo ajeno. Es obvio decir hoy, que el proyecto de modernidad en América Latina también pasó por lo medios. La radio y el cine aportaron a la consolidación de territorios, modos de ser y hacer que fueron sedimentando una narrativa mestiza, híbrida como diría García Canclini, que se celebraba en los cines y cafés de las ciudades. Y, Colombia no es la excepción.El cine colombiano han sido actor principal o secundario en la representación y consolidación de procesos históricos complejos que han incidido en la manera como nos relacionamos con la realidad; ha sido un punto de intersección entre identidades culturales y procesos históricos; es decir, sus relatos han aportado a la construcción de la idea de nación, diseñando geografías de lo propio y lo ajeno; lo local y lo regional; lo nacional y lo internacional, para entablar un vínculo identitario que aporta a las tramas densas de eso complejo que llamamos: “la cultura”.
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