Artículos de investigación científica y tecnológica
EL ACOSO ESCOLAR EN LA EDUCACIÓN GENERAL BÁSICA, INSTITUCIÓN SANTO DOMINGO DE LOS TSÁCHILAS, EN ECUADOR
SCHOOL BULLYING IN BASIC GENERAL EDUCATION, INSTITUTION SANTO DOMINGO DE LOS TSÁCHILAS, IN ECUADOR
BULLYING ESCOLAR NA INSTITUIÇÃO DE ENSINO GERAL BÁSICO SANTO DOMINGO DE LOS TSÁCHILAS, NO EQUADOR
EL ACOSO ESCOLAR EN LA EDUCACIÓN GENERAL BÁSICA, INSTITUCIÓN SANTO DOMINGO DE LOS TSÁCHILAS, EN ECUADOR
PANORAMA, vol. 13, núm. 25, 2019
Politécnico Grancolombiano
Recepción: 18 Agosto 2016
Aprobación: 26 Julio 2019
Resumen: El objetivo del presente artículo es el de concientizar a la comunidad del peligro del acoso escolar y las formas de evitarlo, con la aplicación de un taller-conferencia. La metodología de estudio fue la encuesta a estudiantes de un centro educativo de la ciudad de Santo Domingo de los Tsáchilas, en Ecuador, en donde se aplicó un taller-conferencia a los estudiantes. Del estudio se puede inferir que el acoso escolar está presente en América Latina, con un 70%, en Ecuador, con 69%, y en Santo Domingo de los Tsáchilas, con un 67%. A pesar de que las encuestas tienen matices diferentes, el fondo en sí es el mismo. Las conclusiones fueron que un alto número de niñas, niños y jóvenes sufren acoso escolar en el centro educativo, y que estos resultados tienen similitud con la Encuesta Nacional de la Niñez y la Adolescencia (ENNA), realizada en 2010 en el país.
Palabras clave: Acoso escolar, niñez y adolescencia, derechos constitucionales, concientización social.
Abstract: The aim of this article is to make the community aware of the danger of bullying and ways to avoid it, through the implementation of a workshop-conference. The study methodology was the survey of students of an educational center in the city of Santo Domingo de los Tsáchilas, in Ecuador, a workshop-conference was applied to the students. From the study it can be inferred that: school bullying is present in Latin America, with 70%, in Ecuador, with 69%, and in Santo Domingo de los Tsáchilas, with 67%. Although the surveys have different nuances, the background itself is the same. The conclusions were that a high number of girls, boys and young people suffer bullying at school and that these results are similar to the National Survey of Children and Adolescents (ENNA) conducted in 2010 in the country.
Keywords: Bullying, childhood and adolescence, constitutional rights, social awareness.
Resumo: O objetivo deste artigo é tornar a comunidade consciente do perigo do bullying e das formas de o evitar, através da implementação de um workshop-conferência. A metodologia de estudo foi a pesquisa com estudantes de um centro educacional na cidade de Santo Domingo de los Tsáchilas, no Equador, uma oficina-conferência foi aplicada aos alunos. Do estudo pode-se inferir que: o bullying escolar está presente na América Latina, com 70%, no Equador, com 69%, e em Santo Domingo de los Tsáchilas, com 67%. Embora os inquéritos tenham nuances diferentes, o fundo em si é o mesmo. As conclusões foram as seguintes: um elevado número de meninas, meninos e jovens sofrem bullying na escola e que estes resultados são semelhantes aos da Pesquisa Nacional de Crianças e Adolescentes (ENNA), realizada em 2010 no país.
Palavras-chave: Assédio escolar, infância e adolescência, direitos constitucionais, consciência social.
INTRODUCCIÓN
Los centros educativos de Educación General Básica son el cultivo de una violencia que se nutre de una serie de factores y se agudiza en lo que se denomina como “acoso escolar” (Machimbarrena & Garaigordobil, 2018), un hecho que a la vista de los resultados obtenidos de estudios no resulta un fenómeno, sino más bien un problema álgido que debe ser solventado con programas destinados a que el mismo disminuya o desaparezca. No existe problema sin solución, ni existiría solución sin problema. Garaigordobil y Oñederra (2008), citan que “El interés y la preocupación social por lo que sucede con los estudiantes en los centros educativos va en aumento. La progresiva concienciación sobre la importancia de los derechos humanos”; y no es que a día de hoy los problemas se han acrecentado en los centros escolares (Sierra-Varón, 2011), lo que ocurre es que hoy las niñas, niños y jóvenes conocen por los medios de comunicación masiva que el acoso escolar existe y que es un delito que se debe denunciar y erradicar (González, Gutiérrez, & Checa, 2017; Gordillo, 2012; Hidalgo-Rasmussen et al., 2015).
El acoso escolar no es un mito, es una realidad tangible, que se encuentra imbricada en la mayoría de centros escolares del mundo. Así, uno de cada tres niños sufre acoso escolar, al igual que cada año 246 millones de niños y niñas son objeto de intimidación verbal. Según Pozo-Ortega (2018), América Latina es la región del mundo con mayor número de casos de acoso escolar (70%), alimentado, además, por los datos recogidos en la Encuesta Nacional de la Niñez y la Adolescencia (ENNA), en donde el universo de la muestra fueron todos los hogares con niños menores de 18 años del Ecuador continental (es decir, se excluyó a Galápagos). En el estudio, el 64% de menores escolarizados, de 8 a 17 años, declaró haber presenciado peleas entre alumnos; un 57% dijo que destruían cosas de los otros; y un 69%, que molestan o abusan de los más pequeños (Knaul & Ramírez, 2014). Este es un informe emitido en 2010 por el Observatorio de la Niñez y Adolescencia; en este informe se revela que existe hasta un 63% de alumnos que molesta a otros por ser diferentes; del estudio realizado, el 74% insulta o se burla, mientras que el 53% sufre robos (Arias-Sandoval, 2018; De los Ríos, Martínez, & Mackenzie, 2012).
La situación se repite en la mayoría de los centros escolares, los resultados son similares, sean estos de estructura pública o privada, con la diferencia de que en los centros privados se cubren las situaciones de riesgo por preservar el statu quo institucional (Machimbarrena & Garaigordobil, 2017; Moreno et al., 2012).
El fenómeno observado desde la antropología misma del ser, puede tener sus orígenes en los albores de la humanidad, y con el nacimiento de las civilizaciones se ha ido institucionalizando, hasta finales del siglo pasado, en donde se veía como un acto de “juegos de niños” el acoso de unos a otros. Haciendo un recorrido por la historia de las sociedades, estas se han valido de las leyes para maquillar el acoso escolar de los niños ricos o blancos hacia los pobres o negros, por citar un ejemplo. En Ecuador, la situación no se aleja del vector, amén de la nueva constitución que, mediante algunos de sus artículos, defiende la integridad del ser humano (Bazzo, 2017; León, Felipe, Carroza, & Ramos, 2011; León, Polo, Delgado, & Lázaro, 2016; Polo et al., 2015; Hernández-Rosete, 2017; León, Felipe, Polo, & Fajardo, 2015; Sampén-Díaz, Aguilar-Ramos, & Tójar-Hurtado, 2017).
Así, en la Carta magna ecuatoriana, se dice que “el Ecuador es un Estado constitucional de derechos y justicia…”, o que todas las personas son iguales y gozarán de los mismos derechos. Estos dos primeros artículos ya nos dejan clara la idea de lo que pretende el Estado ecuatoriano en su artículo 11 literal 2, cuando manifiesta que la ley sancionará toda forma de discriminación, o en su artículo 26, en la parte pertinente que manifiesta que será garantía de igualdad e inclusión social; de igual manera, el artículo 27 manifiesta que se garantizará el desarrollo holístico dentro del marco del respeto a los derechos humanos. Continuando por el recorrido de la Carta magna, nos encontramos con el artículo 32, que hace hincapié en la salud de las personas, entendiéndose por salud, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), como “un estado de completo bienestar bio-psico-social y no solo la ausencia de enfermedades” (Castillo-Pulido, 2012; Cuadros-Mendoza et al., 2017; Gárciga, 2013; Granero & Manzano, 2018; Shamah-Levy et al., 2017); en el artículo 35 se pone de manifiesto la voluntad de atender de manera prioritaria, entre otros, a los niños y jóvenes, y más adelante la garantía que brinda el estado a los mismos, ante cualquier acto de violencia; ya en el artículo 44 se vincula a la familia junto al gobierno en el desarrollo integral de los niños, niñas y jóvenes, y se resalta sus derechos por sobre los demás ciudadanos; esto queda más detallado en el artículo 45, que indica el derecho a la integridad física y psíquica, unido de manera congruente con el 46, en donde el literal 4 asegura su protección y atención contra todo tipo de violencia, maltrato, explotación sexual o de cualquier otra índole (Benítez-Eyzaguirre, 2017).
Como se puede interpretar, el Estado ecuatoriano ha generado una sólida carta que vela por el interés del ser humano, sea niña, niño o joven (Bautista, Limón, Oñate, García, & Rostand, 2016). Así, e imbricando a las leyes de la nación, en la Ley Orgánica de Educación Intercultural, LOEI (2011), se evidencia que en el artículo 2, literal “V” se pone de manifiesto la erradicación de toda forma de discriminación; el artículo 3, en el literal “I”, genera la igualdad entre mujeres y hombres, sin discriminación, y el literal “L”, enfatiza el respeto a los derechos humanos; por medio del literal “M” se brinda protección y apoyo a los estudiantes que hayan sufrido o sufran violencia, maltrato, explotación sexual y otras; como colofón a la tan bien estructurada LOEI, está el literal “G” del mismo artículo 3, que permite el desarrollo integral, autónomo, sostenible e independiente de las personas, para garantizar de esta manera su realización como seres humanos (Barón, Cascone, & Martínez, 2013; Cerezo & Ato, 2010; Romera, del Rey, & Ortega, 2011; Gordillo, 2012).
El acoso escolar es un acto generado en todos los rincones del planeta, sin distinción de raza, color, estatus social o género. La Organización Mundial de la Salud (OMS), (Castillo-Pulido, 2012; Granero & Manzano, 2018), junto a Naciones Unidas, expusieron en un informe datos que alarman: en el mundo, alrededor de 600 mil adolescentes entre los 14 y 28 años se suicidan; de estos, hasta la mitad tiene alguna relación con bullying (Arias-Sandoval, 2018; Nashiki, 2013), y esto ocurre por igual en escuelas públicas o privadas. La forma de maltrato físico, y por supuesto mental, del que son víctimas miles y miles de niñas, niños y jóvenes es alarmante; este acto suele tener varias máscaras, e implicar desde el contacto físico, verbal, gestos insultantes o exclusión intencionada, generando siempre el mismo resultado, el daño o desequilibrio emocional de la víctima (Elipe, Ortega, Hunter, & del Rey, 2012; Sánchez, Ortega, & Menesini, 2012; Zych, Beltrán-Catalán, Ortega-Ruiz, & Llorent, 2018).
Mediante este estudio realizado en un colegio de la ciudad de Santo Domingo de los Tsáchilas, se pretendió diagnosticar la realidad que viven algunos estudiantes a diario, luego de lo cual se brindó un taller-conferencia a los alumnos de los años superiores de Educación General Básica (octavo, noveno y décimo), con el objetivo de concientizar sobre el acoso escolar, y qué se debe hacer cuando este se presente.
METODOLOGÍA
Para el estudio se utilizó un método cualitativo, resultado de un estudio realizado por la institución (Hernández, Fernández, & Baptista, 2014; Sánchez, 2015; Patiño, & Verduzco, 2014). Se utilizó el método de la revisión bibliográfica, con la página de la UNICEF para Ecuador (Petersen, Feldt, Mujtaba, & Mattsson, 2008), los datos de la Encuesta nacional sobre la niñez y adolescencia de la sociedad civil– 2010, la Constitución de la República del Ecuador de 2010, así como la Ley Orgánica de Educación Intercultural, LOEI, de 2011. El universo fue de 546 estudiantes de una institución educativa, se utilizó la fórmula para el muestreo estadístico: n=N/(E).(N-1)+1, se encuestó a 145 estudiantes de octavo, noveno y décimo, con una encuesta estandarizada sobre acoso escolar, modificada para el contexto local de la investigación; se tabularon y analizaron los datos en una hoja de cálculo y se contrastaron los resultados con los datos obtenidos de la consulta a la Encuesta nacional para sobre la niñez y adolescencia (2010), para su discusión y posterior intervención con un taller-conferencia sobre el acoso escolar. Este tipo de revisiones constituye un facilitador de procesos eficaces de vigilancia de la literatura. El carácter innovador del proceso es doble, pues percibe los impactos de esta sobre el fenómeno (López, Méndez, Paz, & Arboleda, 2016).
El taller-conferencia se trabajó desde el empoderamiento del objeto, por un experto en la constitución y temas educativos. Se analizó de manera didáctica (Sallán, Asparó, & García, 2013), las formas de manejar la situación de acoso escolar, y así, los estudiantes del centro educativo fueron capaces de generar interrogantes (Cuervo, Nenninger, & Valenzuela, 2014): ¿qué acciones tomar sin que se enteren los acosadores?, ¿cómo detectar a un acosador?, ¿es necesario denunciar actos de acoso escolar?, ¿se erradicara algún día el acoso escolar?
RESULTADOS
El análisis de los resultados describe el discurso sobre el "acoso escolar", desde su definición, su aparición y manifestaciones, hasta los actores y las formas en que ha sido estudiado como un fenómeno de acuerdo con la literatura consultada. Los indicios arrojados argumentan que los estudios sobre el acoso escolar son especialmente importantes, ya que abordan el significado que los diferentes actores dan al fenómeno, y se constituyen en un insumo que muestra el estado particular de la institución analizada, pero permite analizar la radiografía desde las bases de literatura consultadas.
Los resultados apoyan la hipótesis de que, tras la implementación de técnicas de aprendizaje cooperativo en el aula, los observadores establecen que la reducción de la agresión verbal y física directa, y las características indirectas y dinámicas de la exclusión social son el acoso físico.
Los resultados obtenidos fueron los que a continuación se detallan:
Encuesta: preguntas y gráficos.
Estudios sobre el tema, como el de Conocimiento e identificación del bullying por parte de docentes de Buenos Aires (Lanzillqtti, & Kqrman, 2018), indican que aunque muchos profesores identifican diferentes tipos de ciberacoso, un gran número cree que no tienen herramientas suficientes para intervenir en tales casos. Otra observación es que algunos maestros confunden el acoso con el aseo personal. Esto se identifica en otros estudios (Conde, & Ávila, 2018; Félix et al., 2011; Gutiérrez, Benítez, Machado, & Justicia, 2012; Martínez-Baena & Faus-Boscá, 2018; Sallán et al., 2013). Esto se puede corroborar con el alto porcentaje de esta respuesta, que más adelante se ratifica con los niveles de conocimiento sobre el fenómeno por parte de los encuestados.
En cuanto a las medidas para el agresor y la víctima, la mayor parte de la legislación educativa analizada se refiere a medidas correctivas-disciplinarias para el acosador y apoyo y protección para el acosado (Hernández, López, & Ramírez, 2019), lo que es interesante de analizar, pues se plantea un alto conocimiento de medidas de acompañamiento.
Debido a la angustia causada a la víctima, al refuerzo recibido por el acosador, cuyo comportamiento agresivo queda impune, y a la impotencia aprendida de los espectadores, debe ser abordada como un problema social y de grupo (Cuervo et al., 2014; del Barco et al., 2011; León, Gozalo, & Polo, 2012; Villamizar & Díaz, 2016). La prevención es la mejor cura y se debe trabajar en equipo en las escuelas, incluyendo a los estudiantes, las familias y, en algunos casos, el pediatra (como promotor de la salud física y mental en la infancia) (Armero, Cuesta, & Bonet, 2011).
Esta respuesta es contradictoria a la anterior, lo que infiere que la claridad no es tan grande como lo ratifican las respuestas, en lo que tiene que ver con la intimidación, y presenta la necesidad de una versión final del cuestionario para obtener una mejor aproximación al fenómeno (Caballo, Calderero, Arias, Salazar, & Irurtia, 2012)
Teniendo en cuenta los resultados más relevantes de los estudios, este trabajo concluye sobre las dificultades que los intimidadores presentan en las tareas socio morales, mientras que las víctimas presentan problemas en la regulación de las emociones y en las estrategias de afrontamiento (Sánchez et al., 2012). Esto es claramente identificable, dada la dispersión de los datos en las respuestas.
Los factores disuasivos fueron excluidos del modelo final, pero los rasgos psicóticos y los factores de interacción refuerzan o mantienen los comportamientos antisociales. Se observó un aumento relevante del riesgo debido al aliento de los amigos (López & Pérez, 2016). Este tipo de preguntas pueden ser comprometedoras y estar asociadas a la lealtad o la incertidumbre social de compromiso para no ser aislado del grupo social.
La respuesta a esta pregunta tenía como objeto el levantamiento de un mapa de lugares calientes para poder generar un plan de acción respecto del fenómeno.
El modelo de medición proporciona información significativa sobre el impacto de las variables latentes (relaciones con los compañeros, clima escolar e influencia de los maestros), en la victimización y la intimidación. Los resultados mostraron que los efectos más significativos fueron en las relaciones entre pares y la victimización, seguidos por la influencia de los maestros y el clima escolar. Además, el modelo final mostró que las relaciones con los compañeros y la influencia de los profesores contribuían directamente al acoso escolar (Vargas, 2018), proporcionando información de gran importancia para la determinación de lugares con mayor recurrencia.
Los resultados indicaron un mejor ajuste psicológico en las víctimas con mejores relaciones con sus padres, maestros y compañeros que en las víctimas con relaciones de peor calidad. Se discuten estos resultados y se señalan sus implicaciones en el desarrollo de acciones concretas sobre la violencia escolar (Cava, 2011).
También muestran que los sujetos cuyas elecciones carecen de valores éticos se desconectan moralmente en situaciones de intimidación y, aunque con diferencias significativas, son ellos mismos intimidadores. También se encontró que los sujetos que tienen menos valor en sus auto-representaciones tienen más desconexiones morales. Así, concluimos que las representaciones que los sujetos tienen de sí mismos, admirando o no los valores éticos, se correlacionan con conexiones o desconexiones en escenarios morales de violencia. (Paulino, Avilés, & Sales, 2016).
Los resultados obtenidos muestran que los participantes involucrados en situaciones de intimidación reportaron una mayor psicopatología, en comparación con los estudiantes no involucrados en estas situaciones, y también encontraron diferencias por grado y género. En general, los sujetos que asumen roles complejos reportan niveles sintomáticos más altos y tasas más altas de angustia (Felipe, León, & Fajardo, 2013).
De la respuesta se podría inferir que los estudiantes involucrados en la intimidación de aquellos que exhiben un comportamiento antisocial tienen menos amigos, presentan un comportamiento más perturbador en el aula y tienen más conflictos en la interacción con el profesorado, de acuerdo con lo propuesto por Hernández y García (2014).
En general, los resultados obtenidos de la encuesta son altamente significativos, así: el 98% de los encuestados conocen que es el acoso escolar; un dato estadísticamente significativo es que el 68% se han sentido intimidados en alguna ocasión en el centro de estudios; el 69% se sienten intimidados desde siempre; es un porcentaje para preocuparse que un 39% piensa que sus compañeros los acosan por molestar, ya que ¿a qué le llamamos molestar y a qué acosar? Esto infiere el desconocimiento de la interpretación del fenómeno, de acuerdo con la primera pregunta. De igual forma, el dato que el 38% de los que intimidan son grupos de chicos/as, permite realizar la inferencia que el género no es impedimento a la hora de intimidar a los compañeros. Otro dato que se presenta hasta cierto punto lógico es que el 67% de estudiantes que intimidan son de grados superiores; un dato alentador es que el 72% de quienes paran estas situaciones son compañeros de la víctima; de igual forma, es satisfactorio saber que un 72% nunca serían capaces de acosar a un compañero; un 41% sostienen que en caso de acoso escolar a un compañero, ellos avisan a alguien; preocupa la situación de silencio que viven las víctimas, ya que un 68% no han contado a nadie lo que están viviendo.
DISCUSIÓN
El acoso escolar es un acto que no se puede seguir ocultando, ni maquillando. La literatura muestra tendencias alarmantes, y si se realiza un comparativo con otros estudios y datos, así, al igual que Garaigordobil y Oñederra (2008), que muestran el interés y la preocupación social por lo que sucede con los estudiantes en los centros educativos y la conciencia sobre la importancia de los derechos humanos desde nuestro espacio. Mediante las leyes de la República se pretendió generar ese nivel de conciencia de los estudiantes participantes en la charla-taller, mediante una comparación entre el informe de la UNESCO (2015), en donde uno de cada tres niños sufre acoso escolar, 246 millones de niños y niñas son objeto de intimidación verbal, y un dato similar al de los resultados de la encuesta nacional y la encuesta de este estudio, reflejan que América Latina es la región del mundo con mayor número de casos de acoso escolar (70%).
Según los resultados obtenidos por la última Encuesta Nacional de la Niñez y la Adolescencia (ENNA), realizada en 2010 en el país, y la encuesta realizada en el centro escolar encuestado en esta investigación, se puede inferir que el acoso escolar está presente en América Latina, con un 70%, en Ecuador, con 69%, y, en Santo Domingo de loa Tsáchilas, con un 67%. A pesar de que las encuestas tienen matices diferentes, el fondo en sí es el mismo y depende de las acciones y programas implementados.
En el análisis de la Constitución, existe un principio ineludible que manifiesta que el Ecuador es un Estado constitucional de derechos y justicia; por tanto, haciendo justicia a este principio, se debe erradicar todo tipo de acoso escolar en los centros educativos del país, sean de estructura pública o privada; que todas las personas son iguales y gozarán de los mismos derechos, pues hay que discriminar las desigualdades sociales, raciales, de género o tendencia sexual, ya que la ley sancionará “toda forma de discriminación”, y así reza en el artículo 11 literal 2.
Acercando la Constitución al campo educativo, en su artículo 26 y 27 manifiesta que es garantía del Estado la igualdad e inclusión social en los centros educativos, desde una visión holística e integradora apegada a la vera de los derechos humanos; sobre el estado emocional de las víctimas de acoso escolar se puede inferir en el artículo 32 y en el decreto de la OMS sobre lo que es la salud, como un estado de completo bienestar bio-psico-social y no solo la ausencia de enfermedades; de igual forma, en el artículo 35 existe de manera profunda la voluntad del Estado de atender prioritariamente (esto va en concomitancia directa con el artículo 44), a los niños y jóvenes sobre cualquier conato de violencia; relacionado de manera directa con el artículo 45 que vela por la integridad física y psíquica; seguido del artículo 46, literal, 4 que asegura la protección y atención contra todo tipo de violencia, maltrato, explotación sexual o de cualquier otra índole.
Las características que tanto las víctimas como los agresores atribuyen a la victimización muestran que el acoso parece reproducir problemas que expresan un modelo de dominación/sometimiento (como el racismo y el sexismo), que no provienen de la escuela, sino del macrosistema social. Esta característica debe ser tenida en cuenta en el esfuerzo por erradicar la intimidación.
Así como la Constitución del Ecuador garantiza el pleno desarrollo del ser humano, la LOEI, en su artículo 2, literal “V”, se manifiesta en la erradicación de toda forma de discriminación; el artículo 3, literal “I”, genera la igualdad entre mujeres y hombres, sin discriminación, y el literal “L” enfatiza el respeto a los derechos humanos; en el literal “M” se brinda protección y apoyo a los estudiantes que hayan sufrido o sufran violencia, maltrato, explotación sexual y otras; casi al terminar esta discusión se encuentra el literal “G” del citado artículo, que permite el desarrollo integral, autónomo, sostenible e independiente de las personas, para garantizar de esta manera su realización como seres humanos.
Las conclusiones plantean una cifra alarmante de niñas, niños y jóvenes que sufren acoso escolar en el centro educativo; estos resultados tienen similitud con los datos obtenidos de la UNESCO, en cuanto al acoso escolar en Latinoamérica, y la Encuesta Nacional de la Niñez y la Adolescencia (ENNA), realizada en 2010 en el país. Los resultados muestran que dista mucho la teoría constitucional de la práctica, y que es necesaria la realización de talleres, conferencias y otros medios de concientización a la población infanto-juvenil escolar sobre el acoso escolar y los riesgos a la salud física y mental que este mal causa en la sociedad ecuatoriana.
Se concluye que son estudiantes involucrados en la intimidación aquellos que exhiben un comportamiento antisocial, tienen menos amigos, presentan un comportamiento más perturbador en el aula y tienen más conflictos en la interacción con el profesorado. Esto puede ser tenido en cuenta para la formulación de planes para afrontar este fenómeno en la institución.
Los limitados mecanismos institucionales disponibles para combatir el fenómeno, y el desconocimiento de las víctimas sobre los escasos recursos a los que pueden acceder, favorecen el desarrollo del bullying como un problema recurrente y difícil de identificar y resolver.
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